INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGIA DE LA RELIGIÓN
Felipe López Rosado.
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de México.
EDITORIAL PORRUA, S. A.
Av. Rep. Argentina Núm 15 México, 1960.
Capítulo XV
LA RELIGION
DEFINICIÓN Y CONCEPTO DE RELIGION.-
“Un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a las cosas consideradas sagradas, a las cosas separadas y prohibidas; estas creencias y prácticas unen en una misma comunidad moral llamada iglesia a todos sus adherentes”.
Definición de E. DURKHEIM.
La religión es la creencia en uno o varios poderes superiores, respecto de los cuales el individuo experimenta un sentimiento de dependencia. Esta creencia produce en nosotros una organización, una serie de actos específicos y una regla de vida que tiende a establecer y mantener relaciones favorables con los poderes susodichos.
A la palabra religión se han dado varias interpretaciones etimológicas:
Cicerón (De Natura Deorum), la hacía derivar de relegere, releer, considerar con atención, porque el hombre de religión se ocupa con insistencia y considera cuidadosamente las cosas santas.
Lactancio, profesor de retórica latina en la primera mitad del siglo IV sostenía, en cambio, que la palabra religión se deriva de religare, cosa que liga o religa.
Por último, San Agustín decía que religión viene de reelegere, elegir de nuevo, porque la religión es algo que se elige de nuevo.
En el fondo hay un profundo desacuerdo en cuanto al significado etimológico de la palabra.
La religión en los pueblos avanzados consta de cuatro partes: dioses, sacerdocio, ritos y dogmas.
Los dioses son los poderes sobrenaturales en quienes proyecta el hombre sentimentalmente su “alma”(Einfühlung).
Sacerdocio es la clase o casta primera en diferenciarse de la masa amorfa de las sociedades primitivas, especializada en servir de intermediaria entre los poderes sobrenaturales y la comunidad religiosa.
Dogmas son el conjunto de verdades indiscutidas e indiscutibles de una religión: son las bases intelectuales de la religión, o sean las proposiciones que establecen las relaciones fundamentales entre la deidad y el hombre.
Culto o ritos son el conjunto de prácticas que se ejecutan en honor de la deidad. El culto puede ser externo o interno, individual o social.
La Sociología debe considerar la religión como una función mental colectiva, como el lenguaje; si éste representa la inteligencia del alma colectiva, la religión debe representar el sentimiento colectivo. La Sociología debe rehusar el planteamiento de todo tratamiento confesional o teológico. Por mucho error que haya en los que estudian la ciencia de la religión, como la Escuela Etnológica, hay por lo menos una consideración científica del tema basándose en el gran caudal de datos etnológicos y lingüísticos recogidos por exploradores y especialistas.
Así nació el estudio comparado de las religiones de Federico Max Müller; la Escuela Etnológica de Sir John Lubbock, Eduardo Taylor y otros más; pero ya en el plano del científico, no del creyente.
Müller ha concluido que las formas religiosas pasan primero por el henoteísmo, que es una concepción vaga de la divinidad que no implica aún pluralidad ni unicidad de la divinidad. Sólo más tarde se resuelve en mono o politeísmo.
La Escuela Etnológica busca, atinadamente, el conocimiento de la religión en el estudio de las sociedades humanas de cultura inferior, que son las legítimas representantes de la humanidad primitiva: Engels las llamó los fósiles sociales. Esta Escuela ve cinco etapas en la evolución religiosa:
Ateísmo, que no es la negación de dios, sino la ausencia de ideas definidas acerca de él;
Fetichismo, que es la etapa en la que el hombre cree forzar a la divinidad a cumplir sus deseos, por medio de ciertos actos;
Totemismo, que es el culto de objetos, árboles, lagos, piedras;
Shamanismo, que admite la existencia de divinidades superiores con las que sólo los shamanes pueden entrar en contacto;
Idolatría o antropomorfismo, en la que los dioses, no creadores, son representado por ídolos e imágenes.
Luego vienen las grandes religiones étnicas, casi todas monoteístas o dualistas.
Por muy incompletos que sean los datos, éstos son los que la Sociología debe interpretar, a pesar del desacuerdo que reina en las conclusiones de los varios autores.
ORIGEN DE LA RELIGION
¿Cuál es el origen, la causa de las construcciones religiosas que tiene toda sociedad? Es cosa no resuelta aún. Hay gran diversidad de criterios. Hay la teoría de la intuición, la del temor, la del animismo, la del doble, la del totemismo, la de la proyección sentimental o Einfühlung.
De ellas, la que más aceptación tiene es la última, la de la proyección sentimental. La cual se explica así:
“La mente del hombre tiene dos modos de proceder: uno razonador, otro como proyección sentimental; en un caso analiza, en el segundo admira o teme”.
La palabra alemana Einfühlung, que no ha encontrado equivalente en nuestro idioma [Recientemente se ha propuesto “empatía”, como la traducción más próxima.], quiere indicar una proyección del alma en todo su contenido, fuera de sí, sobre las cosas del mundo interior o exterior que solicitan su admiración o su temor, su complacencia, su exaltación. Y esto no ocurre en sólo una conciencia; sino que se produce en otras muchas, en quienes se opera el mismo movimiento; y todas estas conciencias se ligan entre sí en su misma admiración, en su mismo temor, en su misma esperanza.
Es difícil para nosotros los hombres modernos, con una herencia milenaria de razonamiento, entender la mentalidad prelógica del hombre primitivo; su actitud mágica ante la vida; su necesidad de dominar el medio que le rodea, ignorando sus causas. En este sentido la magia es una técnica de dominar el medio, tanto como la ciencia. No es sólo la ignorancia la causa que engendra la religión; tampoco es sólo el miedo; es la ignorancia y el miedo y el entusiasmo, es la actitud mental del hombre que fuga de sí mismo hacia lo que teme y admira.
MANA, TOTEMISMO, TABÚ, FETICHISMO.
Mana. El salvaje ignora las causas de lo que ocurre en torno de él, no puede concebir todavía el principio de causalidad; para explicárselo todo acude a un concepto dinámico que se llama fuerza mágica humana. Este concepto es difícil de definir: es la naturaleza material, aunque invisible e impalpable; se le puede comparar a una llama oscura, a un soplo inasible.
Todos los fenómenos de la naturaleza poseen mana, pero en las tempestades, en la actividad ritual del mago, en los encantos y en los sacrificios, la fuerza mágica llega a su más alta expresión. La palabra designa todo lo que sigue:
Poder de hechicero.
Cualidad mágica de una cosa.
Cosa mágica.
Ser mágico.
Tener poder mágico.
Estar hechizado.
Obrar mágicamente.
Estos objetos o personas con mana, son como pilas cargadas eléctricamente; su contacto trae como consecuencia una descarga, cuando quien los toca no es lo suficientemente fuerte para neutralizar el vigor de ella.
Mana es un vocablo melanesio (muy distitno a la palabra hebre maná, cuyo significado es ¿qué?, exclamación lanzada por los hebreos por la extrañeza que experimentaron cuando llovió del cielo el sustento anhelado), cuyo significado es más o menos así: “potencia de un ser poderoso y excepcional”.
Para la existencia del mana, concurren tres requisitos:
a) ignorancia común de la tribu que, o no se explica la causa verdadera de esa fuerza o le atribuye ésta ignorantemente a la persona o cosa dotada de mana;
b) la proyección de la conciencia individual hacia lo que causa miedo o admiración;
c) conjunción colectiva en un mismo haz de todos los temores o todas las admiraciones individuales, y tal haz es la creencia.
Totemismo.- El totemismo es un sistema que toma como eje de su organización el tótem. Tótem es una palabra de un idioma de los algokinos americanos. Tótem es un objeto material al que el salvaje testimonia un respeto supersticioso porque cree que entre su propia persona y cada uno de los objetos de dicha especie existe una particularísima relación. Es una relación recíproca: el tótem protege al hombre y el hombre expresa su respeto al tótem por diversos modos, no matándolo si es un animal, no cogiéndolo si es una planta. El tótem se diferencia del fetiche en que éste es único y aquél es una especie vegetal o animal y, en consecuencia, todos los ejemplares de la especie son tótem.
Freud reconoce por lo menos tres especies de tótem:
Tótem de tribu, que se transmite hereditariamente de generación en generación;
Tótem particular de un sexo, que, por ejemplo, pertenece a los varones de una tribu, pero no a las hembras;
Tótem individual, que pertenece a una sola persona y no se transmite a sus descendientes.
Por lo que se ve, el tótem viene siendo un antepasado de la tribu y ésta su descendencia. Un clan mosquito de Centroamérica se cree descendiente (con su mentalidad prelógica) de los mosquitos, cree llevar en sus venas la sangre del mosquito; por ello se nombran según su tótem.
El totemismo es a la vez un sistema religioso y un sistema de organización social. Como religión, produce las relaciones de respeto y mutua consideración entre el hombre y el tótem. Desde el punto de vista social, como organización social, produce las obligaciones de los miembros del clan entre si y con respecto a las otras tribus. Es conveniente subrayar que los lazos totémicos son más fuertes aún que los lazos de la familia actual.
Tabú.- Tabú quiere decir lo que no se puede tocar o debe ser evitado, sea por su santidad especial, sea porque ejerza una influencia dañosa, bien en oposicióna lo sagrado, impuro que mancha cuando toca. En el concepto de tabú hay dos representaciones opuestas: la de lo sagrado a causa de su santidad y la de lo impuro, que debe ser evitado por sus propiedades dañosas.
El tabú es un acto que no debe realizarse, porque pondrá en juego las fuerzas del mana a destiempo y de ahí resultan catástrofes o inconvenientes. El tabú se supone emanado de una especial fuerza mágica inherente a ciertos espíritus y personas susceptibles de transmitirse en todas direcciones por la mediación de objetos inanimados. El tabú es transmisible, y por ello dio nacimiento a la creencia de que se le puede evitar por ceremonias de expiación. Hay tabúes permanentes y hay tabúes temporales. Los sacerdotes y los jefes, así como los muertos y todo lo que con ellos se relaciona, son tabúes permanentes. Los tabúes pasajeros se relacionan con ciertas actividades o estados. Por ejemplo, el parto, el estado del guerrero antes y después de la expedición. Hay tabúes generales que pueden ser suspendidos en una extensa región y mantenidos durante muchos años.
Tabú es una palabra polinesia que significa no oses, no debes. Tabú es lo extraordinario, lo sagrado, lo santo. Se compone de ta que quiere decir notable, marca; y bu, que indica excesivamente. Lo contrario del tabú es noa. Esa palabra la introdujeron al inglés Cook y King, quienes la oyeron por primera vez en 1777 en Tonga. Cook la definía así: “Tabú, en general, es una cosa que está vedada y se aplica a todos aquellos casos en que una cosa no ha de ser tocada.”
El tabú es a tiempo religión, derecho y costumbre, como el mismo sistema totemista. El pecado surge del tabú, y como consecuencia del pecado la necesidad del sacrificio.
Fetichismo.- Esta palabra tiene un origen portugués: “fetisso, que se aplica a un objeto que uno mismo hace y adora, a un objeto hechizado”.
El fetiche es un objeto individual dotado de una fuerza demoníaca y hecho por las manos de los mismo que lo adoran.
El fetiche tiene tres caracteres:
Es un objeto hecho por la mano del hombre y dotado de una fuerza demoníaca.
Es capaz de producir bien o mal;
Se le dedican ceremonias.
Se diferencia de mana, en que éste es sólo el poder, objeto que es como pila eléctrica, pero sin culto y sin noción de lo bueno o de lo malo; el fetiche no puede existir sin mana, pero hay objetos mana que no son fetiches; el objeto mana, sobre todo, no tiene culto. En el fetiche emerge, pues, un segundo elemento de los actuales religiosos: el culto. En los pueblos primitivos el culto está constituido por la magia y la hechicería.
La hechicería es, como dice Salomón Reinach, la estrategia del animismo. Es lo que permite doblegar la voluntad de los seres sobrenaturales, tratándolos como en condiciones idénticas se trataría a una persona humana, apaciguándolos o intimidándolos, despojándolos de su poder y sometiéndolos a nuestra voluntad por modos psicológicos. La magia hace, en cambio, abstracción de los espíritus y no se sirve del método psicológico corriente. Hay una magia imitativa u homeopática. Por ejemplo: si queremos que llueva, debemos hacer algo que imite la lluvia o la recuerde. Hay también la magia en que la substitución de la parte por el todo es el medio para lograr el fin. Por ejemplo: apoderarse de los cabellos de una persona; la tenencia y el dominio de esa parte de su cuerpo, nos asegura también la tenencia y el dominio de toda la persona.
Junto al fetiche, con su hechicería y la magia, están el amuleto y el talismán. El amuleto evita el mal. El talismán proporciona bienes. El amuleto se lleva en lugar visible. El talismán se oculta. Amuleto es, por ejemplo, “la pata de conejo”, en la que cree el negro; talismán es la lámpara de Aladino.
HÉROES Y DIOSES
Héroe quiere decir el valiente, como Aquiles en la Ilíada; pero también cualquier personalidad fuerte e individualizada, aunque no sea valiente; un hombre que sobresale, pero mortal, es un héroe. Toda especie de personalidad que es superior por sus cualidades de fuerza, valor, virtud, inteligencia y belleza física, al individuo común. Los griegos los reputaban como hijos de un dios y de una persona humana, y eran menos que un dios y más que un hombre. El héroe abandona a su muerte esta vida, pero continúa en ella con una existencia ideal, parecida a la que la imaginación religiosa presta a los dioses, y ejercen una acción noble a los hombres, que les tributan honores y un culto. El culto a los héroes es en las tardes; el de los dioses es en la mañana.
Dios es un héroe que sobresale entre los héroes y se hace inmortal. El dios tiene morada generalmente fuera de la tierra, tiene una personalidad sobre humana, pero hominiforme. En tanto que el héroe piensa y obra como cualquier hombre, pero en más alto grado, el dios, además de esta magnificencia, tiene atributos que el humano no tiene. Posee atributos de demonio, es decir, de demon, voz griega con la que se designaba, no al espíritu malvado e infernal, sino al espíritu dotado de inmortalidad y potencia sobrenatural. El dios se diferencia del demon, en que aquél tiene personalidad propia, nombre propio. Por ejemplo: Tláloc es un dios; los tlaloques son demones, son los confusos e impersonales seres que acarrean el agua a los diversos lugares donde llueve.
Cuando en las comunidades aparecen las creencias en héroes y dioses, es que ya se ha pasado del animismo y el totemismo, hasta el origen de la religión en sentido más estricto y propio. Y es que al mismo tiempo aparecen el Estado, las costumbres y el derecho; es cuando aparecen también la propiedad privada y la división del trabajo; el sacerdocio ya emerge como clase o casta.
Cada raza, cada nación, tiene sus dioses y sus héroes esenciales que son representativos sobresalientes de su ideal de belleza, de virtud, de fuerza, de los caracteres peculiares del grupo humano que los reverencia.
LAS RELIGIONES ÉTICAS
Se llama así a aquellas religiones en las que, además de dioses, culto y sacerdocio, existe un dogma, es decir, las bases intelectuales y morales que la organizan sistemáticamente, tal como las sociedades contemporáneas.
La precursora de estas religiones éticas es el manismo de los chinos; pero la primera, propiamente dicha, es el mazdeísmo [Zaratustra, Zoroastro - zoroastrismo], en Persia.
En esta religión hay un dualismo: bien y mal, luz y sombra, Auramazda y Auromanyus. El primero creó la tierra, el cielo y la humanidad. El segundo es un enemigo del hombre y un principio destructor, y creó los males, las enfermedades, los crímenes, la muerte.
El vedismo o brahamanismo prebúdico, es decir, antes de la llegada de Buda, sostiene que la bienaventuranza de los difuntos depende de los servicios que les tributan sus descendientes de la linea masculina, nacidos de matrimonio legítimo y debidamente iniciados en los ritos religiosos, de aquí la obligación de contraer matrimonio. Es una religión panteísta: “Dios y el mundo no son cosas diversas.”
El Budismo profesa la creencia de la eterna transmigración de las almas, hasta llegar al nirvana. Para esto no hay que desear nada, “mi mayor deseo es el deseo de no tener deseos”. El deseo engendra el dolor, y el dolor la muerte, y la muerte el nacimiento, en eterno retorno.
El Oriente es el vientre de donde nacen las grandes religiones hasta hoy existentes: el dualismo, en Persia; el panteísmo, en la India; el monoteísmo, en Judea.
Del monoteísmo se han desprendido el cristianismo y el mahometanismo [Islám].
Es un fenómeno único en la historia de las religiones antiguas la persistencia del monoteísmo de Israel, en todos los períodos de su historia, desde el preexílico, pasando por el profetismo.
El cristianismo recibió el monoteísmo como herencia de la religión de Israel y lo hizo piedra angular de toda su construcción dogmática, sosteniendo la igualdad entre los hombres, la caridad, el perdón a los enemigos y las verdades fundamentales que aún sostiene nuestra civilización.
En el Islamismo hay dos períodos diversos: el de la Meca y el de Medina. En el de la Meca, de predicación más sencilla, se nota más la influencia cristiana.
Las religiones están influídas más o menos profundamente por el medio geográfico en que se asientan los hombres que las incubaron; también están influídas por las creencias de los grupos vecinos a los creyentes; y están influídas asimismo por el poderío militar y político de sus adherentes; en general, el progreso de la cultura trae consigo un gradual refinamiento y espiritualización de las religiones en sus conceptos éticos y en su ceremonial.
Los poderes demonísticos, afirma Alfredo Bertholet, cuyas acciones son, por lo general, imprevisibles, van siendo gradualmente reemplazadas por dioses amigables, o bien los espíritus del mal son reducidos a la impotencia. Los primitivos códigos religiosos, basados en la sangrienta venganza, dan paso a un sistema pacífico y ordenado; las remotas nociones de la venganza divina son desplazadas por la concepción de una ley divina, apoyada en la distinción entre lo bueno y lo malo.
De aquí el nombre de religiones éticas que se aplica al budismo, al mazdeísmo, al brahamanismo y, con más merecimientos, al cristianismo; porque todas se basan en un sistema moral, bueno o mejor, pero sistema ético al fin y al cabo.